Costaleros de Bailén.
Una peculiar y autóctona manera de llamar a los pies de Cristo.
Mucho ha llovido, que es un decir, porque la
sequía nos inquieta, desde que en 2012 pregoné la Semana Santa de Bailén. En
dicho pregón leí mi poema titulado «Costaleros de Bailén», y tal denominación para
referirme a los costaleros bailenenses, ya sea a costal, a varal, o a dos hombros, está en continua revisión, debate y análisis. Pues sí, seguimos, también, siendo costaleros
en Bailén los que lo llevamos a varal, igual que llamamos Presidente
a lo que en verdad es Hermano Mayor, que a su vez debería ser Hermano
Mayor de Feria o por antigüedad, y así un largo etcétera de
palabras que ya estudié en mi libro de 2014 El léxico de Bailén, o llamar
catacumbas o lo que verdad es un pasadizo subterráneo o una nave. De
igual modo que según el DRAE, capataz y cuadrilla sólo hacen referencia
a tareas agrícolas y no recoge nuestro diccionario académico sus acepciones andaluzas cofrades y taurinas, y no por ello dejan de ser capataces ni cuadrillas
semanasanteras. La influencia interregional es un hecho, y, verbigracia, en el Carnaval bailenense ya no llamamos,
desgraciadamente, por influencia gaditana, murgas a las comparsas y chirigotas.
En dicho trabajo, ya publiqué que costalero
es la manera de llamar en Bailén, de manera general, tanto a los anderos
(los que llevan andas, en Romerías, por ejemplo), horquilleros (los que
llevaban horquillas), portadores... Según el DRAE, costalero es la “persona
que carga junto a otras un paso de una procesión”, y no olvidemos que en la
Andalucía oriental cargamos tronos, que no pasos, por lo menos hasta ahora.
Es propio de la idiosincrasia de la ciudad de Bailén llamar costaleros, tanto a los que lo llevan a varal (malagueño u oriental), como a costal (sevillano), como a dos hombros (granadino), que son las tres maneras de portar imágenes en Bailén. La razón radica en que a los primeros que portaron tronos (que no pasos), a mediados de los años ochenta del siglo XX, se les llamó costaleros, pese a que portaban las imágenes a varal en tronos de casi ochenta costaleros, y se hizo de manera correcta tal denominación, pues no eran anderos al no llevar andas; ni eran horquilleros, al no llevar horquillas; ni eran cargadores (Cádiz), ni promitentes (Jaén), ni hombros de trono (Málaga), ni santeros (Lucena). Las cinco cofradías bailenenses lo llevaron a varal y se llamaron costaleros en todas ellas. La primera cuadrilla que lo llevó sin varales externos, pero a dos hombros bajo el trono (estilo granadino), fue la de la Mulica; y la primera que lo llevó a costal fue la de la Virgen de los Siete Cuchillos. Y ahora, desde hace una década, ha llegado el boom del costal bailenense, por diversas causas que no voy a analizar hoy, y se nos quiere imponer un nuevo nombre, cuando ya se nos había bautizado, a la bailenense, como costaleros, desde los años ochenta.
Y en esto de la revisión léxica y lingüística, no es de recibo tampoco llamar música, marcha o banda de palio a lo que es una BANDA DE MÚSICA, que no sólo interpretan sus melodías a María, sino a Jesús; y si no, que se lo pregunten a los promitentes (costaleros) del Abuelo de Jaén, siempre acompañados por la Banda de Música de Jaén, a los sones de una única e irrepetible marcha fúnebre al Señor de Jaén, o que se lo pregunten a los costaleros del Cachorro de Sevilla, que este año, el Sábado Santo, llevarán una banda de música, cosa que no sucedía desde 1982, con el "Soria 9".
Cosa distinta es considerar cuál es la mejor o más bella manera de llevar a nuestros sagrados titulares. A los que amamos la Semana Santa, como yo, no sólo me gusta, sino que me encanta el paso a costal, el paso granadino, el paso malagueño o el paso del cargador gaditano. Todas ellas son maneras de llevar a Cristo, aunque la mejor manera de llevarlo es con el alma y con el corazón. Y otra cosa sería hablar de cuál es la forma más bailenense de llevarlo, sabiendo que nuestros antepasados lo llevaban con pequeñas andas y con horquillas. Pero eso es harina de otro costal, nunca mejor dicho, para recogerlo aquí.
Y como a los Costaleros de Bailén dediqué mi poema, a todos, sin excepción, os lo seguiré eternamente dedicando, porque sois los pies de Cristo, de María y de Juan, y por eso merecéis eternamente no sólo mi respeto, sino el de todos los bailenenses.
Suerte, hermanas y hermanos costaleros.
Francisco Antonio Linares Lucena.
Escritor, poeta y capataz de la cuadrilla de costaleros de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Bailén.
Bailén, 5 de abril de 2023, Miércoles Santo.
Costaleros de Bailén.
Tomad mi Pregón, paisanos;
fue mi fe
quien me dictó;
y la razón
corrigió
lo que escribieron
mis manos.
Cuanto dije, vuestro es,
mi pasión
es lo que queda
escondido
en esta fe
de una historia
verdadera,
la que Jesús
una vez,
dándonos su
vida entera,
nos dejó en
Jerusalén.
Hoy es, Cristo, en mi Bailén,
imagen que
en primavera,
junto a su
Madre se ve,
recorriendo
nuestra tierra,
a hombros,
Santa Mujer,
tras un
hijo en su condena.
Bailenenses, recoged
testigos de
nuestra historia,
legado henchido
de gloria,
testimonio
de una fe.
Como cristianos
de bien,
llenad de
cirios las calles,
colmad los
templos de vida,
bendecid de
Dios su sangre,
alabad su
nombre grande,
admirad su faz
divina,
y a quien repudie
el coraje
que muestras
siguiendo al Padre,
y hasta
desdeñe el mensaje,
ponle tu
otra mejilla,
y si demuestran
su inquina
perdona a tus
semejantes.
Eso Él
nos enseñó,
eso de ti lo
aprendimos,
nada hay más
grande, Señor,
que seguirte
en tu camino.
Padre Nuestro en el cielo,
y en la
tierra Jesucristo,
Creador del cielo y la tierra,
de lo humano
y lo divino;
Y Dios te Salve María,
eres de gracia llena,
el Señor es contigo.
Oh, Padre y Señor Nuestro,
ante tu
paso, cautivo,
cientos de almas
con vela
te siguen
por este suelo
de
luminarias y cera;
aciago y
triste destino,
siendo Tú,
Dios verdadero,
un Dios con
la cruz a cuestas,
Cristo en
hombre convertido.
Siguen ufanos tus huellas
los que
sienten sufrimiento,
y los que
tienen promesa,
los que se
encuentran enfermos
y solicitan
tu grandeza
al despuntar
la alborada,
los que padecen
pobreza
y te buscan
en sus rezos,
los que
llorando te rezan,
los que entre
llantos te aclaman,
los que se
limpian la cara
de lágrimas
desbordada
cuando ven
tu cuerpo preso,
y contemplan
tu corona,
hecha de espinas
clavadas
en tu piel
ensangrentada,
con clavos
en un madero
con tu sangre
derramada,
y la pungente
lanzada
que desgarraba
tu pecho,
siendo Tú Dios
de los hombres,
siendo Dios
en cuerpo y alma.
Un hombre
supo morir
con su faz crucificada,
sus ojos
siguen ahí,
sin
quitarnos la mirada,
¿cómo no creer
en Ti
cuando te miro
a la cara?
Penitentes de Bailén,
cristianos de
gran solera,
nazarenos
en sigilo,
rosales,
lirio, clavel,
costaleros
que te llevan,
y costales de
mujer
meciéndote
como a un hijo
querido desde
su ser,
mantilleras con peineta,
almas de
Cristo en hilera,
silencioso
oscuro brillo
de un Sol que
no se ve.
De pronto suena un olé,
silencio en
la Calle el Prado,
son los versos
de un poeta
que salen del
corazón
y una mujer
los canta,
alzando al
viento sus manos,
con acento
de mi tierra
y a compás
aflamencado.
Es la Sole en su balcón,
con un nudo
en la garganta,
poniendo el
alma y su voz,
como tantas
veces hiciera,
bendita Semana
Santa,
sagrada luz
del Profeta,
destellos
de una pasión,
a su Madre
y a su Dios
cantándoles
por saetas.
Y aplaude Calle
Real,
a ritmo de
martinete,
entre
vítores sinceros,
suspiro del
penitente;
y Baeza,
Colón, Torreanaz,
el Puerto, Prim,
la Carrera,
aplausos de
nuestra gente
a los grandiosos
saeteros
que aquí se
hicieron leyenda,
orgullo de una
ciudad,
bailenenses
de los buenos.
San Nicasio
huele a laurel,
a naranjos el
Paseo,
la Amargura
es a tomillo,
y la Silera
a romero,
olores de primavera
y aromas
buscando a Cristo,
fragancias
de nuestra fe
y efluvios
de nazareno.
¡Capataz, dale al martillo,
que nuestros
hombros te esperan
agarraícos al varal,
llevándote
cual proel
que con su
barca navega
surcando
este mar de olivos,
orilla en inmenso
olivar,
brisa en
calma aceitunera
de la tierra
de Jaén,
costalero un
año más;
cargadores que
te rezan,
portadores
de una fe
bailenense
y alfarera;
anderos que
te veneran,
a orillas del
río Rumblar,
a la vera
del Guadiel,
al llegar
la primavera
en el campo
bailenés;
horquilleros
de verdad,
con el alma
ladrillera,
con bravura
en el tejar,
con pasión
olivarera,
con fervor
de feligrés,
laborioso en
el alfar,
orgulloso
de su ayer,
costaleros
de mi tierra,
costaleros
que te llevan,
costaleros
de Bailén!
Una voz ronca resuena:
¡valientes,
tos por igual!,
que Cristo
cayó otra vez,
su Madre llora
de pena,
rompiendo el
amanecer.
¡Al martillo,
capataz,
¡Capataz, Y A ESTA ES!
¡Y al cielo
con Ella!
¡Y al cielo
con Él!
Bailén, 1 de
mayo de 2011. (poema leído en el Pregón de Semana Santa de 2012)
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