Profesor de Secundaria, escritor, poeta e investigador dialectólogo y lexicógrafo
domingo, 22 de julio de 2012
martes, 17 de julio de 2012
Si no eres de Bailén
ni en sus calles te has criao,
nunca entenderás tú bien,
pese a habértelo explicao,
lo que un pueblo entero siente,
emoción del bailenense
cuando llegan los soldaos.
Paco Linares Lucena. 17 de julio de 2012.
Felices Fiestas
Artículo de José Romero Martín que no aparece en el Libro de las Fiestas
¡¡ QUÉ VIVAN LOS GITANOS
DE BUEN CORAZÓN !!
JOSÉ ROMERO MARTÍN.
Corría la
década de los 60, más concretamente el año 68, habían pasado 10 años de la
conmemoración del 150 aniversario de
nuestra Batalla, efemérides en la que trasladaron a Bailén los restos mortales
del General Castaños.
Por entonces, los “soldaos” desfilaban con
guerrera, casco metálico y botas de campaña; no era raro verlos desplomarse,
durante las “descargas” y en la procesión de Ntra. Sra. de Zocueca del 20 de
Julio, debido al calor sofocante que tenían que soportar.
También, en ese año de 1968, ESPAÑA ganó
su primer festival de EUROVISIÓN con el LA, LA, LA, de MASSIEL. Desde
entonces hasta hoy han transcurrido 44 años. Comento esto para situarnos en
aquellas fechas que eran muy diferentes a las de hoy, en todos los aspectos: sociales,
económicos, políticos, laborales, etc.
Por aquellos años las diferencias
sociales estaban muy marcadas, ¡ojo, que
no lo digo con intención de molestar a nadie!, pero era la realidad. Por
entonces, algunas familias destacaban sobre las demás, bien por su posición
económica o por su relevante estatus social. Hoy algunos ricos no lo son tanto
y algunos pobres tampoco.
Pues bien,
como decía anteriormente, en aquellos tiempos de tantas diferencias sociales me
llamó mucho la atención las familias de “MINCHARES” y de
“JUANILLO EL GITANO”, a las que va dedicado este artículo. Todo el mundo hablaba
de ellos. Ambas familias, de etnia gitana, muy integradas en las costumbres de
este Pueblo, tenían tanta fama como el que más.
Recuerdo que el Sr. Juan Lorenzo,
“MINCHARES”, vivía al principio de la calle Madrid y también recuerdo que la
puerta de esta casa siempre estaba abierta de par en par. Desarrollaba en ella
su trabajo este buen hombre, recuerdo que de herrero. Un buen profesional que
tenía buenas manos para trabajar el hierro, forjando buenas herramientas para
las labores del campo, entre otras. Su padre tenía una burra grande de orejas
gachas que utilizaba para los trabajos de carga, eso sí, algo lenta; llegó a
vivir con ellos durante 18 largos años.
Su hijo José me cuenta una anécdota: comenta que
un día llegó un repartidor para entregarle a su padre un paquete y preguntando
por D. Juan Lorenzo Muñoz, José le dijo: “aquí no vive ese hombre” y se marchó.
Su madre, que oyó la conversación, le preguntó,
“José, ¿qué quería ese hombre?”. Él le contestó, “preguntaba por Juan Lorenzo Muñoz”,
“¿y tú que le has dicho?”, “que aquí no vivía”. “Pero hombre”, le dijo su madre, “si es tu padre”, “¡y yo que sé!”, le respondió José, “¡de toda
la vida le llaman MINCHARES!”. Esto demuestra lo arraigado que estaba este
apodo hasta en la misma familia. Lógicamente José tenía poca edad. El apodo
“MINCHARES” viene de sus antepasados por una composición de “MINCHA” y
“AIRE”. Me explico: en el trabajo que
desempeñaban forjando el hierro, solía estar a cargo de la fragua un chiquillo
que se encargaba de dar aire para encender el carbón. Cuando éste bajaba de
intensidad, el forjador le decía: “niño, “mincha aire, mincha aire”; en su
deformación lingüística se llegó al apodo conocido.
El Sr. Juan, “JUANILLO EL GITANO”, vivía en la calle Cuesta del Molino, era
tratante de ganado. Cuando se celebraba la feria del ganado en la calle Madrid,
coincidiendo con nuestra Feria de Agosto, recuerdo ver a este señor, entre
otros, valorando los caballos, mulos y burros que se exponían en ella.
Resultaba muy curioso ver cómo averiguaban la edad y la salud de estos
animales, abriéndoles la boca y examinando sus dientes. Para mí era algo
insólito: “¡que listos!”, decía yo. Por entonces se cerraban los tratos con un
apretón de manos y si alguno rompía el acuerdo, se consideraba una afrenta muy
difícil de solucionar ya que se faltaba a la palabra dada entre hombres.
Hoy tiene 95 años y vive con su hijo Pedro, el
menor. El mayor de ellos, Justo, es el que me ha puesto al día de algunos datos
que desconocía. Hasta hace muy poco le
he visto andando por la calle Baños, apoyándose en dos bastones y sigue con su
aire avispado a pesar de su avanzada
edad. Tengo entendido que en algunas ocasiones intervino para solucionar
cuestiones entre “payos y gitanos”. Es un hombre de palabra, honrado y cabal,
por eso se ganó el respeto de todos.
Le pregunto
a Justo como eran nuestras Fiestas de Julio en sus tiempos mozos, respondiendo que
“entonces sí eran fiestas. Lo digo por
la ilusión; estábamos todo el año ahorrando para poder divertirnos en ellas. Hoy
en día es diferente, porque prácticamente
siempre se está de fiesta. Por entonces se deseaba mucho que llegaran, ya que
eran casi las únicas que existían, pero tampoco podíamos tener excesos, no
había para mucho”. Me cuenta una anécdota de su amigo Manolo, que en unas
Fiestas cogió lo que tenía ahorrado y, cuando subía por la calle El Santo, se
paró en la panadería y se compró siete libras de pan, comiéndoselas todas. A
eso le llamo yo un atracón en tiempos difíciles.
Tengo especial admiración por ellos. Sirva todo esto como ejemplo de integración
en la vida social de Bailén. Hoy en día, inmersos en pleno siglo XXI, todos
debemos al menos intentar romper las barreras que impidan lograr la tolerancia,
la igualdad y el entendimiento entre los pueblos, sin someter a nadie a la
cultura y costumbres propias de cada uno. Desde aquí elevo mi voz y grito con
toda sinceridad ¡¡QUÉ VIVAN LOS GITANOS
DE BUEN CORAZÓN!!
Paisanos,
de nuevo tenemos que recordar la “crisis”. No hay manera de zafarse de ella.
Cada día nos aprietan más y siempre a los mismos, pero las Fiestas ya las
tenemos aquí y hay que disfrutarlas. A mí no me importaría tener que volver a
la hucha para celebrarlas con dignidad. ¡Nos vemos en LAS PALMERAS!
José Romero Martín
BAILÉN, Mayo de 2012.
lunes, 16 de julio de 2012
EL AYUNTAMIENTO SUPRIME LA BECA AL MEJOR EXPEDIENTE ACADÉMICO
El Ayuntamiento, tras muchos años de llevar concediendo una Beca al Mejor Expediente Académico del alumnado de 2º de Bachillerato del IES María Bellido, no lo ha contemplado en sus presupuestos.
Esta beca no eran solo 1200 euros sino el reconocimiento educativo a los discentes y docentes locales. Este año recaía en una alumna cuyas iniciales, al ser menor de edad hasta noviembre del presente, son ABCS.
Como profesor de dicho centro y como bailenense, me uno a la familia en la indignación y malestar por la decisión tomada por el equipo de gobierno y su alcaldesa hacia la educación local, la formación académica en consecución del mérito y el esfuerzo, el reconocimiento social y las ilusiones de una chica que ha tenido la "gran suerte" de ser ella la damnificada.
Todo mi apoyo y solidaridad para esos jóvenes tan ejemplares y mis felicitaciones a una alumna excelente.
PACO LINARES
PROFESOR DEL IES. MARÍA BELLIDO DE BAILÉN.
miércoles, 11 de julio de 2012
Artículo de Julia Bautista que no saldrá en el Libro de fiestas
nota aclaratoria de Julia Bautista Pérez.
DEL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO
Como cada año, todos esperamos
con ilusión la llegada de nuestras fiestas, con todo su contenido, con mas o
menos alegría, pero siempre con ilusión. Pues bien, dos meses antes de una
fecha tan señalada para los bailenenses, el Ayuntamiento nos remite una
invitación por escrito para que escribamos, con tema libre, pero con algunas
limitaciones en cuanto al numero de folios y de fotografías que respetamos al
máximo. Y empiezas a escribir con ilusión, recordando cosas desde que era una
niña hasta ahora, algunas gratificantes, aunque algunas veces los recuerdos te
hacen daño; ya llevo muchos años recordando, concretamente 13 con este, y no es
fácil rebuscar. Son muchas las emociones, las lágrimas y las alegrías que esto
conlleva; porque escribir es reflejar todo aquello que ya existía pero de lo
que nadie habla, y una vez hecho, no te deja indiferente. Pero una vez
ordenadas las ideas, plasmadas en el escrito, buscadas las imágenes que podían
ilustrarlo y entregado al ayuntamiento el 20 de mayo, recibo una noticia que me
desconcierta por completo. Nadie se esperaba que los dirigentes del pueblo, un
mes antes de nuestras fiestas decidieran que en el programa había que reducir
la extensión de los escritos. ¿Cómo dejo en un folio los cuatro escritos
inicialmente? ¿Qué ideas, recuerdos o imágenes dejo fuera? ¿De qué me ha
servido el trabajo realizado para compartir mis recuerdos? ¿Porque no
trasladaron desde un principio la necesidad de ahorrar ahí y comunicaron la
extensión que podía contar? No había otro sitio donde recortar, sino en lo mas
insignificante y, a la vez, tan grande por esperado y edificante, como es
nuestro programa de fiestas; todo el mundo lo ansía con impaciencia, todos
deseamos que salga cuanto antes. Pues bien, nuestros políticos no han pensado
en lo orgullosos que estábamos de tan hermoso programa, admiración de todos los
pueblos de alrededor, y orgullo de nuestro pueblo, pues no había otro igual. Y no se ha tenido en
cuenta que es una obra hecha por personas del pueblo y para el pueblo, con
hechos históricos que entre todos aportamos de él, con respeto y sin duda sin
ningún tipo de carácter político.
Para quien pueda interesar, el titulo de este
año era "El sentir de mi tierra", que ahora el que quiera lo puede
disfrutar gracias al espacio cedido por Paco Antonio.
Julia
Bautista Pérez
________________________
(ANEXO A LIBRO DE FIESTAS 2012)
EL
SENTIR DE MI TIERRA
Hablo
del Bailén de mi tiempo, rescatando de la memoria imágenes que han dibujado mi
día a día. Esas cosas que he visto y sentido, y que, de pronto, renacen eternas
en mi corazón. En las tardes de la juventud, casi de noche, hay un olor azul
que no sabemos si viene de esperanzas o recuerdos.
Recordando
las pequeñas grandes cosas que iluminan nuestra vida hacemos grande una
historia, un paisaje, un querer…
El
mundo ha cambiado, y como no podía ser de otra forma, también nuestro pueblo.
Arrastrar la memoria es arrastrar la vida. Somos conservadores, pero no debemos
olvidar que vivir de lo vivido es como beber agua estancada; ni tampoco que
lozano es lo que fluye, se regenera y cambia. Lo importante es vivir en el
presente sin dejar atrás nuestro pasado.
Fotografía aérea de Bailén, vuelo americano 1956-57 (1)
Siento
que escribir es descubrir cosas que ya existían y de las que nadie habla. Y que
con mis recuerdos cobran vida y forma mis pensamientos. Lo que recuerdo es
nuestro pueblo mucho más reducido, empezando por la ermita de la Limpia y Pura,
como parte del Camino Real por donde pasaban las diligencias y, poco después,
los primeros “coches sin caballos” que creaban expectación en el pueblo, según
me contaba mi padre. Bajando por la calle El Santo llegábamos hasta el Paseo. Calle
Real arriba (alta y baja, como era conocida por los antiguos), alcanzábamos la
Plazoleta del Correo, siguiendo por la llamada antiguamente como calle Falange,
ahora Doctor Fleming, hasta encontrar el Portazgo y terminando en la calle
Madrid, que daba salida a la carretera en dirección a la capital de España.
El
aumento del transporte de mercancías y viajeros hizo necesaria la construcción
de la primera circunvalación por las calles Sevilla y Moredal. En este nuevo
trazado, antes de salir a la carretera general, estaba “La Barra” en la esquina
de la calle Madrid, un establecimiento regentado por Federico Capilla como bar
de comidas y camas, como se les conocía entonces. En el mismo Portazgo se
encontraba la posada de San José, que también tenía espacio para los animales y
carruajes que llevaban los huéspedes como medio de transporte, y desde ahí
hasta el vivero y las palmeras había multitud de ellas, junto a bares y
tabernas como el Trascacho, el Majuelo, el Casino, el Sombrerero o el Imperial.
Cuatro Caminos o el Hostal cerca del Parador Nacional eran algunos de los
hoteles de la ciudad. Si en ese momento recorríamos el pueblo, todo él era
empedrado para facilitar el tránsito de animales y carruajes.
Todo
el mundo se echaba a las calles desde el amanecer para realizar sus ventas, que
no eran pocas. Los cacharreros con sus orzas, lebrillos, macetas para los
rosales y otras más pequeñas para los claveles granates; y también los
cacharros de porcelana, que los encontrábamos en cestas muy grandes. Los
vendedores de miel y meloja que llegaban con sus mulos, con pellejas para la
miel y cántaras para la meloja, que pesaban en las antiguas romanas, tras lo
que la echaban en los recipientes que los propios compradores sacaban de las
casas.
Era
una estampa bonita, con la gran actividad que tenía el pueblo. El ir y venir de
la gente acarreando el agua en cántaros, que portaban apoyados en las caderas,
que traían desde las muchas fuentes que había en Bailén. Agua que se utilizaba
únicamente para beber y las comidas, puesto que para el resto de los quehaceres
cotidianos se sacaba de los pozos que tenían todas las casas por aquellos
entonces. En el caso de la que procedía de la Fuente Agria, que decían que era
medicinal, se cambiaban las botellas llenas por las vacías a diario.
Las
sastras, que era como que se llamaban a las modistas para caballero, iban todos
los días a coser al local de Lorenzo (donde ahora se encuentra Unicaja) y a
otros muchos, como Paquito “el sastre”, el de Marquina o el de Calvillo, debido
a que en aquella época no se vendía nada confeccionado. Todo lo hacían las
modistas o cada uno en su casa, desde la ropa de abrigo a la interior o de
punto. Y las mozas nos hacíamos los ajuares de casamiento, que bordábamos en
los talleres que había. Trabajábamos los encajes de bolillos, hacíamos las mantelerías,
las vainicas o las puntas de festón. Mucha variedad y muchas modalidades de
labores y bordados, que incluso en el colegio de las monjas, ya de mayores, nos
enseñaban.
Por este motivo había muchos comercios de
telas, como Tejidos Jam y otras que se vendían en cestas por las calles, junto
a las puntillas que medían con una vara de madera de medio metro, como las que
traía el conocido popularmente como “Telicas buenas”. Y poco a poco llegó la
confección a tiendas como la de Pérez Regadera, Antonio Martínez, los Sáez,
Rosita Aguilar, Tejidos Marín, Sabiote, Luis García, Tomasito Romero, Alcalá y
Larios. Pero todavía tuvieron que pasar años hasta que se pudo comprar todo
hecho; y aún así, muchas continuamos con la vieja usanza.
Y
así un sinfín de ventas ambulantes, como “Juanico el Tortero”, que iba
pregonando sus tortas todos los días; Aurelia con los barquillos de canela,
¡qué ricos estaban!; el que traía
paloduz en un haz y cortaba los trozos según quería cada uno, o el del cañaduz;
aquel que con su cesta al brazo cambiaba dos tazas de garbanzos crudos por una
de tostados; el de los espárragos; los de las bogas de río, que mi madre ponía
en adobo y a mí me encantaban; los de las ancas de rana; los del picón para el
brasero, que se mezclaba con la piconilla de La Margarina para que durara más
(a cuatro pesetas el saco grande, como consta en la imagen que se adjunta); los
del carbón para las cocinas de barro o de obra, o en las chimeneas con unas
estrébedes y leña; los lecheros a las casas todos los días con sus cántaras y
medidas, recién ordeñada la leche, o los churros al pregón “¡Que van calientes,
que van quemando!”. O los que asaban las castañas llegado el otoño en la
esquina del Paseo, una imagen que todavía existe en muchos pueblos y ciudades,
pero que aquí se ha perdido.
Fábrica de La Margarina
A
los hogares llegaba todos los días el periódico, que costaba dos reales, y para
los animales íbamos a la tienda de Chóscar, en la calle El Puente, a por el trigo,
la cebada, la sémola o el moyuelo de las gallinas. También podíamos comprar
todos los días huevos frescos de las casas; incluso las propias gallinas y
conejos para las comidas.
Mucha
más vida que ahora tenía el mercado, donde podíamos encontrar infinidad de
verduras y hortalizas, cargas de uvas, ciruelas muy pequeñas y dulces del río,
junto con peras y manzanas recién cogidas. De las huertas traían los tomates, o
las naranjas de lima o fuertes, como las conocíamos. Junto al pescado, muy
fresco, y la carne.
Y
los jóvenes nos paseábamos por la calle Real, arriba y abajo. En el Paseo la
gente daba vueltas en dos filas encontradas, cada una hacia un lado. Y por las
calles, además de la actividad comercial, los que iban a misa, los que en
grupo, como en procesión, iban a dar el santolio a algún enfermo, o los
misioneros que desde el amanecer cantaban por las calles, y a los que a su
despedida entonábamos: “Padre misionero, no se vaya usted, que chicos y
grandes, lloran por usted”. Sin olvidar al pregonero, que desde las esquinas
decía: “De orden del señor alcalde, se hace saber…”. Así informaba de todas aquellas
cosas de interés que querían hacer llegar a los vecinos, que por entonces no
tenían apenas radios ni teles. Los primeros aparatos que llegaron los trajo
Serafín Alcalá.
Por
entonces nos encontrábamos estancos como el de Merino en la Plazoleta del
Correo, el de Aurora Calzada en el pasaje Virgen de Zocueca, el de Rosa, en la
Plaza del Ayuntamiento, o el de Morales, en la calle San Antonio. Y farmacias,
desde Blas, Guillén y Suardíaz.
Así,
las calles eran una feria, en el día a día, por el tránsito de sus gentes, como
el niño Pepe, con sus chucherías, como pipas, avellanas y caramelos en puricos
de colores, Paca “la cerecera”, con su carro de chuches en la esquina de la
viuda Serrano durante todo el día, o Carmencilla en el Paseo. También venían
camiones con cobertores, y los vendían en lotes y como si fuera una subasta.
Con especial cariño recuerdo el coche del correo, que paraba en la esquina de
la plazoleta con calle El Puente. Allí mismo vendían los billetes, daba la vuelta
a la plaza y volvía otra vez en dirección a Linares.
Coche del correo
Los
artículos no tenían una vida tan corta como ahora, por lo que se arreglaban desde
paraguas hasta somieres o sartenes y ollas con estaño por las calles o en
ferreterías como la de Pinalla. Todo era un tránsito de gentes, un ir y venir
de tiendas, que eran muchas. Entre ellas, había de calzado de vestir, como la
de Gabriel Sánchez, y para el trabajo, los zapateros se encargaban de hacer las
sandalias y botas del campo, o de poner las tapas y medias-suelas a los zapatos.
También a diario iban por el Casino los limpiabotas, que dejaban el calzado
reluciente, como nuevo.
Otras
eran pequeñas, de alimentación y fruta, donde podías encontrar desde galletas,
especias, legumbres a granel, azúcar y sal en terrones o molidas, todo al peso
y en papel de estraza. Un ejemplo, las del Rumblar o los Rusillicos, la de
Descalzo o la de Manuel Cano, que continúan sus nietas. También en los
Hernández daban al peso las bolas de alcanfor para los armarios. Incluso en las
droguerías, al comprar la colonia o el pintauñas llevábamos los botes que
guardábamos en casa. Recipientes que teníamos que coger también para comprar
agujetas o atún… la carne de membrillo se vendía por trozos, y como esto casi
todo, ya que apenas había nada envasado.
Otro
recuerdo también es el de los que venían con quesos de La Mancha, que se
distinguían por los blusones grises con vuelo que vestían, y que iban de casa
en casa. Otros vendían aceitunas arregladas por la familia. Los higos se
secaban al sol, se hervían en las chimeneas, se escardaban: unos se compraban
enharinados y con otros se hacía el pan de higo, adornado con almendras.
Un
ir y venir de gente que no cesaba al anochecer, puesto que en los cines echaban dos funciones diarias, y
los domingos tres con el matiné. Y es que había muchos cines, como ya recordé
en 2001, en este mismo programa, con “Levantamos el telón del pasado”. Eso sin
olvidar al sereno, que rondaba por las calles durante toda la noche, por lo que
el farol y su chuzo no le faltaban para alumbrar su camino. “Las doce y
sereno”, era lo que decía, tras lo que nos informaba si estaba nublado, raso o
había luna llena.
Otro de los episodios que no podemos olvidar son las
tradicionales matanzas, para la que, los que podían, criaban un cerdo que veía
su fin por San Antón. Así se obtenían productos de los que familias enteras se
abastecían durante todo el año, como los chorizos y morcillas, el tocino, los
jamones y paletillas que salaban en arcones o la carne que se adobaba y se
conservaba en orzas. Capítulo aparte merece la manteca, que se utilizaba para
hacer los mantecados manchegos o del país, o las pastas de Navidad en los
hornos. Locales que también se llenaban de gente que preparaba sus propias
magdalenas, roscos de aguardiente, galletas, hornazos y tortas durante la
Semana Santa. Todo muy natural.
Para los Santos, en las casas hacíamos pestiños, los
gusanillos de caña, las flores de molde de hierro, las torrijas, las torticas
de masa con azúcar y todo aquello que haya dejado atrás mi memoria. Productos
caseros, y es que todo era distinto. Los picatostes para el desayuno y las
migas, que tienen mucho alimento, se hacían casi a diario. Y tantas otras cosas
de las que podía hablar, o que ya he recordado en artículos anteriores.
Tal vez, por el lugar que ocupa la historia de nuestra
tierra, sea necesario realzar nuestras tradiciones y los valores que se
respiran en nuestras calles. El futuro nos tortura y el pasado nos encadena, he
ahí porque se nos escapa el presente.
Es
el símbolo de los tiempos.
JULIA BAUTISTA PÉREZ
martes, 10 de julio de 2012
Anexo al Libro de Fiestas
Y BAILÉN
ES SU APELLIDO.
NOTA ACLARATORIA:
Querido lector:
Este
año, tras 21 ediciones ininterrumpidas, no aparecerá mi artículo anual en el
Libro-Programa de Fiestas 2012. La extensión del mismo, la imposibilidad de amputar
un trabajo pleno de unidad (otros sí han podido, mi enhorabuena), el poco margen
de maniobra a un mes vista y los recortes selectivos nos han afectado a
algunos.
Sería
para mí un honor, pues para eso dediqué tantas horas en escribirlo, que
tuvieras a bien compartirlo entre tus contactos y echarle un vistazo.
No está
en mi interés polemizar ni buscar confrontación con nadie, muy al contrario,
acato y acepto tal decisión dentro de la responsabilidad que cada uno tiene.
Confío que las aguas vuelvan a su cauce y que en la próxima edición se nos
vuelva a tener en cuenta, como bien seguro sé que así será.
Prometo
volver todos y cada uno de los años en que mantenga viva la ilusión, pues a los
bailenenses tengo muchas cosas que contarles y a mi Bailén me queda mucho por
decirle.
¡Viva
Bailén! y muchas gracias.
_____________________________________________________________________________________________
Del verbo latino appellitāre, frecuentativo de appellāre (llamar, proclamar), proceden
nuestros vocablos Apellidar y Apellido (“nombre de familia con que se
distinguen las personas”, según reza el DRAE).
A quienes, como yo, tenemos
los dos apellidos toponímicos, referidos a sendas ciudades andaluzas (si bien, mi
nombre de familia paterno proceda de Cantabria y tenga el significado de
“tierras sembradas de lino”), siempre nos ha apasionado el asunto del origen histórico-geográfico
de nuestros antepasados; aunque, en mi caso, según he podido comprobar
genealógicamente tengo sangre bailenense autóctona desde 1795, cuanto menos,
pues todos mis ascendientes nacieron y vivieron el resto de sus días en este
rincón baeculense a la vera del Guadiel y a la orilla del Rumblar. Tal vez por
eso aún, como muchos otros de los de aquí naturales, conserve mi acento bailenés, me haya sido trasmitido el
legado del cancionero tradicional y utilice o sea conocedor del rico léxico
local, pues mis padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y demás ancestros, y
a mucha honra, no supieron -ni quisimos- hablar de otra manera, cuando esa rica
habla de nuestra tierra es tan correcta, tan andaluza e hispánica.
En el presente
trabajo, persiguiendo la brevedad en este tipo de publicaciones, haré un
escueto recorrido por la historia y origen de los apellidos hasta desembocar en
el que nos ocupa, BAILÉN para más señas.
- Historia y origen
de los apellidos.
Los nombres de familia o apellidos nacieron
en época romana, aunque estos los tomaron posiblemente de los etruscos. Los
ciudadanos aristócratas romanos en tiempos de la República tenían tres nombres:
praenomen (‘nombre’ que se daba al individuo en la
ceremonia bautismal, era usado en el ámbito familiar o amistoso. Era muy común
que el primogénito se llamara igual que su padre), nomen (‘nombre
de familia’ hereditario del clan -gens- al cual pertenecía el individuo y se
usaba en la mayor parte de las circunstancias, sobre todo cuando no tenía el
tercero al no pertenecer a la aristocracia) y cognomen (‘apellido’ o nombre hereditario de
la rama del clan a la que pertenecía el individuo, el más frecuentemente
utilizado). Ej: Cicerón era Marcus Tullius Cicero. Los hombres con
dos o tres nombres podían recibir oficialmente un agnomen (‘apodo’ o "cognomen
honorífico", usado por el resto de su vida pero no transmitido a sus
descendientes). Ej: Escipión era Publius Cornelius Scipio Africanus.
Tras el Imperio Romano, en la península se
respetó la fusión de la cultura visigoda, musulmana, hebrea, etc. Los mozárabes
no conocieron los nombres de familia. En la Edad Media (más en concreto entre
los siglos XI y XII) en las lenguas romances incipientes empezaron a utilizarse
los apellidos.
Actualmente, en el mundo hay diversas
variantes en lo que a apellidarse se refiere. En el portugués (Portugal y
Brasil) es habitual que sea primero el de la madre y después el paterno. En
muchos países del mundo el apellido materno desaparece cuando se contrae
matrimonio, no solo en los hijos sino en el de la propia madre, por lo que
existe el término “nombre (apellido) de soltera”. El sistema español fue mucho
más paritario o igualitario, pues ya desde la Edad Media, la mujer casada nunca
cambiaba su apellido por el de su esposo.
Los
tibetanos suelen no utilizar apellido. En Rusia y en otros
países del este europeo, al nombre de pila le siguen el patronímico y el
apellido.
- Los apellidos
hispánicos.
Fue entre los siglos XI y XII cuando
empezaron a utilizarse los apellidos en España y Europa. Los países de habla hispana cuentan con particularidades en lo que al apellidarse
respecta. A diferencia de otras culturas y lenguas, contamos con dos
apellidos, paterno y materno, respectivamente, añadidos al nombre de pila. No
obstante, podemos tener tantos nombres de familia como queramos si añadimos
intercaladamente el segundo paterno, segundo materno, tercero paterno, etc.,
aunque solo está permitido el registro de los dos primeros. La legislación
española permite cambiar el orden de los apellidos, consintiendo así que, de
común acuerdo de los padres, el nombre de familia materno anteceda al del
padre. Cuando no desea perderse el apellido materno por poco habitual o por
interesante a todos los efectos, la legislación española permite la unión de
dos apellidos para formar uno compuesto.
- Clases de
apellidos hispánicos según su origen.
En cinco grupos fundamentales suelen dividirse
los apellidos en los países de habla hispana:
- A) Apellidos
patronímicos. Proceden de un
nombre propio de persona (antropónimo). Es la desinencia medieval –ez, de época visigoda pero en
lengua latina, pues es el caso genitivo latino que se añade a un
antropónimo. Su significado es ‘hijo de’: Álvarez (hijo de
Álvaro), Benítez (hijo de Benito), Domínguez (de Domingo), Fernández (de Fernando), Hernández (Fernando), González (Gonzalo), Márquez (Marcos),
Pérez (hijo de Pero -Pedro-), etc.
Hay que tener muy en cuenta que idénticos apellidos NO proceden de una misma
rama, es decir, que Ramírez,
pongo por caso, hubo muchos, según los Ramiros que hubiera. Así que los
que actualmente se apellidan Martínez,
verbi gratia, no tienen por qué estar emparentados ni descender de un
mismo Martín. Este sufijo visigótico -ez
es similar al Ben- hebreo, al Ben-, Bin- o Ibn- árabe, al Mac-
escocés, al -son anglosajón, al -ov(a) / -ev(a) rusos, etc. Algunos apellidos patronímicos guardaron su
forma original (Alonso, Martín, Simón…). Un apellido no patronímico es Expósito que antiguamente se daba a los niños abandonados y de
padres desconocidos.
- B) Apellidos toponímicos.
Proceden de un nombre propio de lugar (topónimo), refiriéndose a la ciudad
o villa donde nacieron, vivieron o poseyeron tierras las personas o
familias a las que se asoció dicho apellido. Está muy extendida la
consideración de que los nombres de ciudades o villas son de origen judío,
pero esto no puede afirmarse con certeza de manera general, pues, si bien
es cierto que hubo muchos judeoconversos que los adoptaron como nombres de
familia, hubo otros muchos casos en los que cristianos viejos tomaron el
apellido de su lugar de origen, y en el Medievo los judíos eran minoría
frente a los cristianos (véase Julio Rancel en la web http://www.enplenitud.com/los-apellidos-espanioles.html, en su trabajo sobre “Los apellidos
españoles”). Los apellidos toponímicos son los más difundidos y numerosos
en español, por ejemplo: Alcalá, Aragonés,
Aranda, Ávila, Avilés, Bailén, Cózar, Gallego, León, Lerma, Linares, Mena, Ocaña, Serrano, Sevilla, etc. Pertenecen
también a este tipo los de accidentes geográficos o aspectos de la
naturaleza, flora, animales, edificaciones humanas, etc.: Árbol, Castaño, Cerro, Carrasco, Castillo, Cuevas,
Flores (no es cierto que sea de origen gitano, aunque sí muy extendido
entre esta etnia), Hoyos, Laguna,
Palacios, Plaza, Prados, Torres, Vacas, Valverde, etc.
- C) Apellidos derivados de oficios. Caballero, Cantero, Carpintero,
Guerrero, Hidalgo, Jurado, Merino (nombre
del juez o autoridad de una merindad), Zapatero, etc.
- D) Apellidos descriptivos o de
apodos. Blanco, Bravo, Bueno, Cano, Castaños, Delgado, Hermoso, Moreno,
Prieto, etc.
- E) Apellidos castellanizados.
Como su propio término indica, proceden de otras lenguas, pero se
adaptaron a la fonética española. Especialmente provenían de lenguas
indígenas americanas, linajes europeos, lenguas peninsulares (catalán: Moga, Oliver, Oriola, Roca…; gallego: Barragán, Villar…; vascuence: ¿Lijarcio? (probablemente castellanización de Lejarza o
Lejarazu), Ochoa, Palacios, Perea…),
lenguas neolatinas (francés: Roque,
Mefre, Durán…; portugués: Acuña,
Chaves; ¿italiano?: Santafausta -de Santafosta,
posiblemente de Italia-).
Como ya dejé escrito en “Breve estudio de
los motes y apodos bailenenses” (FALL, Programa
de Fiestas Conmemorativas 2003), los apellidos de algún antepasado también
pasaban a convertirse en motes o apodos cuando desaparecían entre los miembros
de una familia. Ejemplos: Duro (Durico),
Mena, Moñino, Rueda, etc.
- BAILÉN como apellido.
En el
interesantísimo Diccionario heráldico y
nobiliario de los reinos de España de Fernando González-Doria (Editorial
Bitácora, Madrid, 1987), en su capítulo V, titulado “Diccionario de apellidos
con descripción de sus armerías”, página 438, consta lo siguiente:
“BAILÉN.
Castellano. De Burgos. -Armas: En campo de oro, tres fajas de plata, contra las
leyes heráldicas, que prohíben poner metal sobre metal y color sobre color”.
Escudo
de armas del apellido Bailén.
Hago un breve
paréntesis para añadir que los escudos de armas o heráldicos no se refieren
a apellidos, sino a familias o estirpes; es decir, que la gran mayoría de
quienes muestran en su casa un escudo tan decorativo, no les corresponde, pues
hubo muchísimos Fernández, pongamos
por caso, pero solo uno tuvo rango de nobleza.
Aparece también en
esta publicación Bayle, nombre de familia oriundo de Francia, pero ambos
son meros parónimos que nada tienen que ver. No hay duda de que originariamente
el apellido fue Baylén (con tilde
siempre en español, pues ya la Gramática
de la Lengua Castellana de Antonio de Nebrija, 1492, primera gramática de
la lengua española, habla de rasguito o ápice -tilde- para indicar que amo
no es lo mismo que amó), como nuestro topónimo, hasta el siglo XIX
(1815) en que la Real Academia reformó la ortografía del español y cambió por I
latina la Y griega vocálica en medio de palabra.
El origen del
apellido Bailén (o Baylén) es, pues, burgalés, de tierras
castellanoleonesas. Y nada de extraño tiene este hecho si releemos los
epígrafes anteriores del presente escrito. Algún -o algunos- oriundo de tierras
de la villa bailenense, Puerta de Andalucía, ya fuera por origen judeoconverso,
por ser propietario de haciendas y fincas en la localidad, o simplemente por
proceder de esta zona, se afincaría en el enclave de Burgos principalmente. Y
las continuas idas y venidas, colonizaciones, repoblaciones, migraciones,
etcétera, hicieron que el apellido se dispersara por la península y por
Hispanoamérica, pues los territorios de ultramar fueron colonias españolas
hasta bien entrado el siglo XIX.
La bandera oficial
de la Muy Noble y Leal Ciudad de Bailén tomó los colores áureos y argénteos de
nuestra historia celebérrima, ya en pleno siglo XX, del escudo heráldico del
apellido Bailén.
Bandera
de Bailén.
Un enigma que
seguirá en el aire es de dónde procede el topónimo Bailén (Baylén), de qué
lengua y época, qué significaría. Cierto y bien seguro es que el apellido
procede de este topónimo misterioso e indescifrable, por ahora.
Difícil es
profundizar aquí en el tema de la extensión actual del apellido Bailén en su ciudad homónima, la
provincia de Jaén, España y América, fundamentalmente. No obstante, tenemos unas
armas para dicho estudio como son internet y paginasblancas.es (2012) de una determinada empresa de telefonía. Esta última
no es una fuente muy rigurosa en lo que a información se refiere, pues solo se
tiene en cuenta a varones, generalmente, y que tengan teléfono fijo. No he documentado
en la ciudad bailenense a ningún lugareño apellidado como su pueblo (desde el
siglo XIX hasta hoy, cuando menos). En la provincia de Jaén ya es otro cantar.
39 titulares llevan Bailén como
primer apellido, distribuidos por municipios de la siguiente manera: Jaén
capital (15 titulares), Torredonjimeno (7), Cárcheles (6), La Guardia de Jaén
(4), Estación Linares-Baeza (2), uno tienen Linares, Mengíbar, Villanueva de la
Reina, Úbeda y Campillo de Arenas. Como segundo nombre de familia lo tienen 31 titulares:
Jaén capital (12), Cárcheles (7), Torredonjimeno (4), Chilluévar (2), uno
tienen Arquillos, Mancha Real, Castillo de Locubín, Martos, Cambil, La Guardia
de Jaén.
Para la distribución
nacional, he consultado la web del Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es), donde se indica
que Alicante es la provincia con mayor número de apellidados así, 583 de
primero y 515 como segundo apellido. Le siguen Jaén con 277 / 266, Barcelona
(163 / 181), Valencia (121 / 97), Madrid (57 / 82), etc. En total, en España
hay 1.389 personas con Bailén como
primer apellido y 1.347 como segundo. Otro dato importante es que de los 25.617
nombres de familia que el INE tiene registrados, Bailén ocupa el puesto 3.277º en cuanto a su frecuencia.
Distribución
del apellido Bailén en el territorio nacional.
Volviendo a páginasblancas.es, en Alicante hay 69 titulares de línea de teléfono como
primer apellido y 59 como segundo, le sigue Jaén (39 / 31), Barcelona (31 / 29),
Valencia (25 / 11), Madrid (11 / 17), etc. Llama la atención que Burgos, origen
del nombre de familia, no cuente con ningún habitante así apellidado.
El apellido aparece
en otras fuentes: Diccionario de
Apellidos Españoles (“apellido poco
frecuente y registrado principalmente en las provincias de Barcelona, Alicante
y Jaén, procedente del topónimo Bailén, población de la provincia de Jaén
famosa por la batalla de su nombre en 1808. Según Menéndez Pidal, su étimo
sería un derivado del antropónimo latino Valianum”).
En el Archivo General Militar de Segovia, se custodian los expedientes
personales de diferentes militares: Juan Bailén (Caballería, 1809. Noble); Juan
Bailén (Teniente, 1865); José Bailén Baquerizas (Infantería, 1861); Juan Bailén
Martínez (Infantería, 1839); Pedro Bailén Tolosana (Infantería, 1794). Tanto Bailén como Baylén aparecen en Repertorio
de Blasones de la Comunidad Hispánica, de Vicente de Cadenas y Vicent,
donde recoge las siguientes armas: “En
oro, tres fajas de plata”. El hecho de aparecer en esta obra magistral
garantiza que el linaje Baylén tiene
armas oficiales certificadas por Rey de Armas. Y en El gran llibre dels cognoms catalans, El solar catalán, valenciano y balear de los hermanos García
Carraffa (para ellos Baylén es de
origen catalán o establecido allí). Heráldica
de los apellidos canarios, de Lino Chaparro D`Acosta. Blasonario de la Consanguinidad Ibérica de Ampelio Alonso de
Cadenas, Vicente de Cadenas y Vicent y Liliana Ruiz Carrasco (aparece la
heráldica de Baylén). Según el
tratadista Carlos Platero Fernández, en Los
Apellidos en Canarias, Baylén tiene
rama en las Islas Canarias.
Por otro lado, referente al significado de los
nombres de persona, en http://www.significadodelosnombres.org/Baylen puede leerse que Baylen es un antropónimo (nombre
propio de persona, no nombre de familia) con posible origen inglés o francés y
que significa “variante de Bayard -Auburn pelo”, pero nada tiene que ver con
nuestro topónimo ni apellido.
De los 97 municipios de la provincia de
Jaén, nada más que 19 tienen apellido homónimo. De ellos, son 10 los que
proceden de la localidad que les dio nombre: Baeza, Cazorla, Ibros, Jaén, Jódar, Martos, Quesada, Rus, Úbeda y
Vilches (o Vílchez). De uno no queda explícita su procedencia: Alcaudete. Dos más, Castellar (aragonés) y Torres (castellano), no se refieren
seguramente a ambas ciudades giennenses, pues estos topónimos están muy
extendidos por la península. Y, por último, 6 proceden de otras zonas españolas:
Andújar (murciano), Arjona (malagueño), Bailén (burgalés), Bedmar (gallego), Linares
(cántabro y no andaluz, pues nuestra ciudad vecina, en la Edad Media, se
llamaba Leñares de Baeza) y Marmolejo (sevillano).
- Apellidos bailenenses más castizos.
De los veinte
primeros apellidos más habituales y comunes en España, nueve están y han estado
muy repetidos en Bailén (Padrón de
habitantes de 1859 y diversos listados y relaciones de colectivos
bailenenses actuales por apellidos): García,
González, Rodríguez, Fernández, López, Sánchez, Pérez, Moreno, Álvarez. A
estos se añaden otros que son también muy frecuentes, pero más autóctonos y
añejos, si se me permiten sendos adjetivos, y por ende, son los más castizos nombres
de familia de los habitantes de Bailén: Aguilar,
Arance, Cabrera, Cámara, Cárdenas, Castro (y De Castro), Cobo, Durillo,
Garrido, Lendínez, Medina, Merino, Mestanza, Molina, Navío, Padilla, Rusillo, Soriano,
Torres, Villarejo.
Tres apellidos con solera
y enjundia ya desaparecieron de entre nosotros, Barreda, Neve y Ponce de León (en la década de los años
70 se extinguió en Bailén este último).
El análisis de la
variedad y procedencia de los apellidos de los bailenenses guarda inequívoca y
estrecha relación con el estudio del habla dialectal o acento bailenés. Nuestros nombres de familia,
esencialmente, son de origen castellano durante la Reconquista (y por
eso conservamos la J castellana frente al andaluz que la aspira), pero con gran
cantidad de procedencia de la Andalucía occidental (seseo cordobés, área
léxica cordobesa). A su vez, con tenue contingente repoblador aragonés
(diminutivo –ICO) y oriental (gran relación con el léxico murciano,
albaceteño y granadino; zafa ‘jofaina’, velilla ‘cerilla’, ganga “arado tirado
por una sola caballería”). Y, fundamentalmente, el estudio de los apellidos nos
demuestra muy a las claras que por los hijos del pueblo andaluz corre sangre
íbera, romana, mora, judía, castellana, navarra, aragonesa, catalana... Mestizaje
en esencia, convivencia simultánea de culturas, siendo este pueblo andaluz milenario
el más mezclado que hay sobre el orbe terráqueo, por eso somos tan tolerantes,
receptivos y universales.
&&&&&&&&&&&
En 1996, haciendo el
servicio militar en el Regimiento Córdoba X en Cerro Muriano, portaba, como
norma preceptiva, mi apellido Linares
bordado en la pechera derecha de mi uniforme de soldado de infantería. Me topé
con un recluta cuyo nombre de familia inscrito era el de Bailén. Este, al verme, me dijo al leer el mío:
-¿De
Linares?
-No,
de Bailén. ¿Y tú? -le pregunté.
-De
Mengíbar.
Solo un hermanaco podía llevar un apellido tan
bonito, pues en este pueblo hermano aún hay quien lo conserva.
No puedo dejar de
referirme al nombre propio de mujer más castizo y autóctono de Bailén: Zocueca. Con el nombre de Nuestra
Patrona hay censadas en España 34 féminas, de las que 23 residen en la
provincia de Jaén, fundamentalmente en Bailén. Según el INE, su media de edad
es de 56 años. ¡Tenemos que ir bajando la edad de esa media y subiendo el
número total de ellas! Yo, con el segundo nombre de mi hija, ya he puesto mi
granito de arena.
Ocho versos de mi
boca, “Zocueca lleva por nombre” es su título, me van a servir en esta ocasión
para desear a todos mis paisanos y a nuestros visitantes unas Felices Fiestas
Conmemorativas 2012.
Pueblo, tú, leal y noble,
Ciudad del
Barro y camino,
entre tus
piedras escondes
tesoro
puro y divino,
es la
Reina de los hombres,
la
bendición de sus hijos,
Zocueca lleva por nombre
y Bailén es su apellido.
Francisco Antonio Linares Lucena.
(y Soriano Fernández Santafausta
Merlo Gámez Cañizares).
Bailén, 16 de abril de 2012.
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